sábado, 25 de diciembre de 2010

ECUADOR - VOLCÁN COTOPAXI - ACAMPADA NOCTURNA A 4.800 METROS

por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com








En agosto del 2005, impresionado por la belleza lejana del Cotopaxi vista desde Quito, junté valor y decidí ir a acampar lo más alto posible (sin correr riesgos suicidas) en el volcán de 5.897 metros. El Cotopaxi es un gigantesco volcán "vivo". El más alto del mundo actual es el "Ojos del Salado" (argentino-chileno), de 6.891 metros.

Abajo, el Cotopaxi tal cual se ve (ampliación) desde Quito.



A los 44 años, no es cosa de broma acampar a altas altitudes. Uno ya no tiene el físico de un veinteañero; es un hombre maduro rumbo al medio siglo de vida. Sin embargo, como sólo se vive una vez, hay que intentar cosas interesantes antes de que el cuerpo se niegue a acompañar a la mente en sus aventuras.



Los paisajes del Parque Nacional Cotopaxi son magníficos. Pasar una jornada en el Parque justifica la ida y vuelta desde Quito, a unos 90 kilómetros de distancia.



Los buses desde Quito hasta el Cotopaxi pasan todos los días a todas horas. La aventura comienza cuando viajamos en el bus con la gente ecuatoriana trabajadora, la cual nos atiende con deferencia y ayuda para que lleguemos sanos y salvos a buen destino.



Dentro del Parque Nacional, la hermosa laguna Limpiopungo, en cuyas orillas es recomendable una acampada si disponemos de un día extra de aventura.




Comparando fotos de décadas atrás del Cotopaxi con las actuales, advertiremos que para el 2005 la línea de glaciares había retrocedido dramáticamente. Nuestra culpa, por supuesto, que vivimos en un planeta enfermo construido a nuestra imagen y semejanza. Hora de cambiar de actitud si deseamos un planeta sano y un Cotopaxi cubierto de glaciares.





Una vez en el Parque Nacional, si preferimos evitar las largas horas necesarias para alcanzar al coloso volcánico caminando, hay camionetas que por menos de 25 euros nos harán la vida un poco menos pesada. Sin embargo, si el día y nuestra salud da para ello, recomiendo la caminata.



El Refugio José Ribas, que vemos en las fotos, está ubicado a unos 4.820 metros. Lo alcanzamos marchando por un arenal que, de cargar mochila pesada con carpa, bolsa de dormir y los elementos necesarios para pasar la noche "a la intemperie" en el volcán, se hará sentir a cada paso.




Al fin llegué al sitio de acampada, a 4.820 metros. Está ubicado a la derecha del refugio. Más arriba sería peligrosísimo armar una carpa. Ha sucedido que trozos de glaciar se han desprendido, causando estragos en el mismo refugio. De hecho, acampar a esa altitud fue un acto algo suicida. ¿Qué hubiera sucedido si se desprendía allá arriba, a pocos metros, un trozo del glaciar?...



La carpa debe ser sí o sí de alta montaña. Los tremendos vientos intentarán arrancarla sin piedad durante toda la noche.



Las noches de agosto en el Cotopaxi son brutales. La foto de abajo lo dice todo. Lo grandioso es que cae hielo todo el tiempo, aunque el espectacular cielo ecuatorial esté siempre despejado. Es que los fortísimos vientos traen el hielo desde la cima del volcán.



Uno no pasa frío ni molestias si lleva el equipo adecuado. Si su salud da para acampar a 4.820 metros a los 44 años, vale la pena. Pero hay que recordar que acampar a esa altura es lo mismo que hacerlo en el Campo I del Chomolungma ("Madre del Universo" en tibetano, montaña también conocida con el vulgar nombre "Everest"), a 5.070 metros.



El terreno donde acampé, roca pura; tuve que clavar las estacas de la carpa a martillazo puro. Un buen colchón inflable (casi 3 kilos extra de peso), imprescindible para dormir a pata ancha. Vaya a donde vaya, llevo siempre mi grueso "sommier"; en él duermo como lirón donde sea. El frío, como se ve por mi ropa "de cama", tampoco perdona.



Las noches ecuatoriales, las alboradas y amaneceres son increíbles. Uno duerme sobre un océano de nubes. Como las fotos fueron tomadas con una cámara de bolsillo común, sólo podrán apreciar una pizca de la belleza que yo he visto.




En la foto de arriba, el cono del volcán en una alborada despejada.



Las nubes chocan y se deshacen a la altura de nuestros ojos.





El refugio José Ribas está muy bien construido. Lo visité antes de descender del volcán. Hasta teléfono, si miran detrás de mí...



Amante de los paisajes, quedé más que satisfecho pese al esfuerzo de subir y acampar solo toda una noche en el volcán Cotopaxi.







Parece pequeño, desde Quito...



MULTIMEDIA Y TEXTOS © 2010 CLAUDIO MADAIRES

sábado, 27 de noviembre de 2010

ECUADOR - AMAZONIA - TENA - GUSANOS Y PIRAÑAS GOURMET

por CLAUDIO MADAIRES
claudio.madaires@gmail.com







Este mes de enero, mi hermano Fabián y yo viajamos a Tena, capital de la provincia de Napo, en la Amazonía ecuatoriana. La nueva terminal terrestre de Quitumbe, en Quito, que une la capital nacional con la provincial, es excelente.





Aquí estamos los dos hermanos, viajando en un bus que une Quito con Tena en unas 5 horas por paisajes increíbles, los cuales, de por sí, como se puede apreciar, justifican el viaje.



El costo del pasaje Quito-Tena, vía Baeza, unos 5 euros, a razón aproximada de 1 euro cada 100 km.



Durante la ida y la vuelta, subiremos desde los 2850 metros de Quito hasta 4000 metros, descendiendo hasta unos 500 metros al llegar a la Amazonía. Cuidado, entonces, las personas que no soporten bien las alturas.





Tena es una ciudad pequeña, aunque con todas las comodidades que se puedan pagar. Incluso hay hoteles "ecológicos" de más de 200 euros la noche. Para quienes prefieren vivir como la gente normal, hay hostales cómodos y limpios con ventilación, agua corriente y hasta TV por cable por 6 euros la noche.



La gente de Tena es magnífica. Nos hace sentir como en casa, vengamos de donde vengamos. Sus mujeres sorprenden por sus atractivos físicos.



Verde y verde y verde hasta el infinito...





A pocas cuadras del Centro de la ciudad, las playas del río "Pallanda cocha" (al menos así entendí que se llamaba). En este río no hay pirañas, así que una zambullida nos hará mucho bien si la temperatura supera los 40 grados. Lo que sí hay y en cantidades amazónicas, son mosquitos virulentos. En menos de 10 segundos son capaces de pincharnos 100 veces. El repelente es esencial.



A orillas del "Pallanda cocha", las mujeres lavan la ropa del mismo modo que hacían cientos o miles de años atrás. Todo un espectáculo.





Las puestas de Sol y los amaneceres, impresionantes.





Las noches son tranquilas. No hay que temer delincuencia alguna. La gente de Tena cuida al turista.



Sí, en la Amazonía ecuatoriana (en Ecuador se pronuncia con "i" acentuada), hay supermercados como los de cualquier ciudad del mundo. Mejores que en Madrid o Buenos Aires, además, porque disponen de un generoso surtido de frutas casi imposibles de conseguir fuera del país.



Para los paladares gourmet que ya se han hastiado de la comida española, argentina y francesa y van en busca de manjares raros que sólo se consiguen en lugares como la Amazonia ecuatoriana, hay "chontacuros", deliciosos gusanos que en Tena nos cocinan a la vista, después de lavar en agua limpia a los encantadores y nutritivos animalitos y de decapitarlos.



El costo de los chontacuros, 30 centavos de euro cada uno.



El sabor de los chontacuros, suavísima manteca...

Aparte de su valor gourmet, los chontacuros son conocidos desde tiempos inmemoriales por ser remedio contra problemas pulmonares.



Y si el sabor mantecoso de los chontacuros no nos basta, también hay piraña, que nos cocinan en el momento sobre las mismas brasas que los chontacuros y que tienen un sabor particular único, metálico al estilo del caviar...

Costo de la piraña, 1 euro cada una.



De retorno en bus, hasta llegar a Quito, los paisajes imponentes de la ida se repiten en verdes increíbles a lo largo de las varias horas de viaje.





Por supuesto, uno desea volver una y otra vez a la Amazonia ecuatoriana, inmensamente verde como imaginamos...

Y no sólo para comer chontacuros y pirañas...



MULTIMEDIA Y TEXTOS © 2010 CLAUDIO MADAIRES

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